En 2024, se abrió el juicio de las violaciones de Mazan, acusando a 50 hombres de haber violado a Gisèle Pélicot. Durante el juicio, la defensa de varios acusados cuestionó el consentimiento de la víctima. Al dar la vuelta a la situación, algunos pensaban que Gisèle Pélicot era «consentida», mientras que estaba bajo una sumisión química.
El último año, este juicio ha generado indignación y ha suscitado interrogantes sobre la definición de consentimiento. Este concepto es esencial para clasificar la violación o la agresión sexual. Sin embargo, su definición legal sigue siendo muy borrosa. ¿Es el consentimiento simplemente una negativa clara por parte de una persona? ¿Acuerda el matrimonio un consentimiento constante? Esta noción de consentimiento revela una profunda tensión dentro del sistema de justicia global. Para analizarla, examinaremos la evolución de la definición de consentimiento en Francia, Suecia y España.
En Francia, hasta hace poco, la violación y la agresión sexual se definían legalmente de tal manera: «No hay consentimiento si el acto sexual se comete con violencia, coacción, amenazas o aprovechándose de la vulnerabilidad de la víctima, independientemente de su naturaleza». Sin embargo, esta definición plantea problemas en muchas situaciones, el Consejo Constitucional fue interpelado para abordar esta ambigüedad legal.
Poco después, algunos diputados propusieron modificar la ley. Marie Charlotte Garin y Véronique Riotton explican que «el código penal debe modificarse porque la definición de violación y agresión sexual incumple sus tres funciones principales: represiva, protectora y expresiva. Los agresores no son castigados y las víctimas no reciben la protección adecuada. Además, la ley no aclara la prohibición de utilizar el cuerpo de otra persona sin su consentimiento». Denuncian el silencio de la legislación sobre la cuestión del consentimiento. Esta ley, objeto de numerosos debates, fue finalmente aprobada el miércoles 29 de octubre por el Senado, consagrando explícitamente el concepto de consentimiento en la definición legal de violación y agresión sexual. A partir de ahora, el consentimiento en el código penal se define como «informado, específico, previo y revocable» y no puede «inferirse únicamente del silencio o la falta de reacción de la víctima».
La ley francesa se inspiró en otras leyes ya existentes, como la de Suecia. En efecto, desde el 1 de julio de 2018, con la ley del consentimiento explícito en el código penal, el principio es claro: sin un consentimiento claro y afirmativo, hay violación. Es al acusador de probar que obtuvo un «sí» positivo y voluntario antes de cualquier acto sexual. Además, Suecia introdujo el concepto de «violación por negligencia», que permite perseguir a quien no verificó activamente la existencia del consentimiento. Esto ayuda a reequilibrar la carga de la prueba y a facilitar el acceso de las víctimas a la justicia.
Esta reforma tuvo un impacto inmediato: en un solo año, el número de condenas por violación en Suecia aumentó un 75 %, de 190 a 333. Esta nueva definición amplió las posibilidades de enjuiciamiento.
España aprobó una ley similar el 25 de agosto de 2022: la ley «solo sí es sí». Impulsada por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, tiene como objetivo introducir el concepto de consentimiento sexual explícito, tras la violación en grupo de «Manada». En julio de 2016, a pesar de las pruebas en vídeo que demostraban los actos cometidos contra ella, la víctima tuvo que explicar su «aparente pasividad» ante el tribunal, lo que provocó una indignación generalizada. Hasta ahora, las víctimas tenían que probar que se había producido violencia o intimidación durante una agresión para que el acto se considerara violación. Ahora, con la ley «solo sí es sí», los papeles se invierten: el agresor debe probar que hubo consentimiento. Según Irene Montero, «Esta ley pone el consentimiento en el centro… Todo aquello que no implique el consentimiento explícito de la mujer se considera agresión sexual.»
Sin embargo, esta ley, que pretende facilitar la demostración de la falta de consentimiento, es muy controvertida. Algunos la critican porque podría conllevar reducciones de penas y excarcelaciones anticipadas. Este efecto «se deriva de la unificación de todos los delitos sexuales», explica Patricia Faraldo, profesora de Derecho Penal.
Además, el cambio en la mentalidad de la sociedad no se puede hacer por una simple ley, como lo demuestra el «beso forzado» de Luis Rubiales (ex-presidente de la Real Federación Española de Fútbol) a la futbolista Jenni Hermoso durante la Copa Mundial Femenina de la FIFA en Sídney en agosto de 2023.
Estas leyes también son objeto de controversia y demuestran que un sector de la sociedad aún se encuentra rezagado en este tema. Comprender esta ley requiere educación sexual, afectiva y emocional en las escuelas. Al explicar a los niños que sus cuerpos les pertenecen, les ayuda a tomar conciencia del concepto de consentimiento.
Por Maïssane BERTRAND—BOUCHET
Para profundizar en nuestro asunto de la sexualidad y contracepción, puedes leer los artículos de nuestras secciones Relaciones internacionales y Cultura en nuestro blog.
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